Nuestra Espiritualidad
Espiritualidad de la Cruz:
Todas las espiritualidades son una manera de vivir la vida cristiana y se distinguen entre sí por el aspecto del misterio del Señor que cada una acentúa en su seguimiento.
La Espiritualidad es una forma de vida. Y nosotros elegimos vivir la propuesta que nos hace la Beata Concepción Cabrera, inspiradora de las Obras de la Cruz.
El objetivo supremo que la Espiritualidad de la Cruz pretende alcanzar en todo el proceso de identificación con Cristo es: "educar al Cristiano para que se deje transformar en salvador con Cristo y pueda realizar la misión de Jesús".
Conchita, como se le conoce cariñosamente, nació en San Luis Potosí México, el 8 de Diciembre de 1862; fue esposa de Francisco Armida y madre de 9 hijos.
Desde joven, se sentía atraída fuertemente a Dios, a vivir de una forma distinta, a pesar de no tener la educación suficiente, algo en su alma le pedía ser mejor.
Sobre su relación de pareja ella decía: “A mí nunca me inquietó el noviazgo en el sentido de que me impidiera ser menos de Dios. Se me hacia tan fácil juntar las dos cosas. Al acostarme ya cuando estaba sola, pensaba en Pancho y después en la Eucaristía que era mi delicia”.
Cumplió su papel de esposa y madre de manera excepcional, y fundó su primer obra, el Apostolado de la Cruz para gente laica como ella, que querían ofrecer su vida como Cristo en el amor. Sin ser religiosa, inspiró y apoyó en la fundación de congregaciones tanto para hombres como para mujeres.
Nos enseña, entre muchas otras cosas, que se puede ser santo y ofrecer la vida con Jesús desde donde Dios nos ha llamado, en la familia, en la pareja, en la vida cotidiana.
En ella se cumple y realiza el más grande mandamiento: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.
Nuestra Familia
Para nuestro fundador siempre fue una prioridad que los muchachos pudieran comprender y vivir su bautismo plenamente. Estaba convencido de que a la juventud se le podía exigir compromiso, lucha y sacrificio. Y su juventud le respondió.
El padre Luis Manuel se encargó de sembrar en los jóvenes la semilla de la Espiritualidad de la Cruz.
Gracias a esto, el CEC hoy forma parte de algo más grande, de una familia que como nosotros quiere vivir al máximo su Sacerdocio Bautismal; una familia con más jóvenes, y no tan jóvenes; laicos, religiosos y sacerdotes que elegimos vivir de una forma especial: la Familia de la Cruz.
La Familia de la Cruz la integramos todas las instituciones que somos animadas por la Espiritualidad de la Cruz.